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Saint Laurent primavera 2013

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Como si del primer capítulo de un libro se tratara –uno que aún está por escribir-. La pasarela era un cuadrado negro que transmitía una pretendida tensión.

02/oct 2012

A la izquierda se lee Saint Laurent Paris; solemne, negro sobre fondo blanco. A la derecha, un chico rubio desparrama sus rizos sobre el brazo, en el que esconde su cara.

En el antebrazo tiene un tatuaje. Una fotografía en blanco y negro, simplemente. Pero la corriente que provoca al verla es como si estuviera cargada de electricidad estática. Es clásica, es bellísima, es rock, es hiper estética… Es Hedi Slimane.

La década anterior fue suya, él creó la silueta de una generación sónica. No sólo eso, forjó unas reglas estéticas que estuvieron presentes en diferentes ramas artísticas, hasta que él se cansó -o se asqueó- y decidió dejarlo todo.

Continuó haciendo fotos y publicándolas en su diario. Pero no estaba. Esa foto de ese efebo rubio supuso su vuelta total. Sí, ya se había comunicado meses atrás que era el nuevo director creativo de YSL. También se había advertido que hasta hoy no se mostraría ninguna de sus creaciones al gran público. Se había asumido el cambio de nombre, de Yves Saint Laurent a Saint Laurent.

Se había aceptado que desde ahora solo se podrán comprar online sus creaciones, no las anteriores. Pero esa fotografía, la primera de una serie que se ha ido desgranando con una parsimonia deliciosa a través de su cuenta oficial de Twitter y su página oficial de Facebook, marcaba la vuelta de Hedi Slimane. De Hedi y su estética. De Hedi y sus reglas.

Todo marcaba hoy que una nueva era estaba a punto de comenzar. En la invitación al desfile en la que se podía leer: Colecction I.

Como si del primer capítulo de un libro se tratara -uno que aún está por escribir-. La pasarela era un cuadrado negro que transmitía una pretendida tensión. A su alrededor, la plana mayo del mundo de la moda apoyando a Hedi: Jean Paul Gaultier, Acedin Azalia, Riccardo Tisci, Alber Elbaz, Marc Jacobs, Diane Von Furstenberg, Anna Wintour, Peter Dundas, François Henri Pinault, Salma Hayek, Mario Testino, Betty Catroux … y por supuesto, Kate Moss y su marido, el rockero Jaime Hince -y también su ex y compañera de grupo Alison Mosshart-. Todos esperaban impacientes que comenzara el show dedicado, como se podía leer en la invitación, a Pierre (Bergé).

Del techo se descolgó una PA gigantesca, por la que reverberaría la música -perdón, musicón- del bluesman Junior Kimbrough, remezclado por Daft Punk. Primera mensaje, aunque evidente, de la importancia que siempre tendrá la música en el universo Slimane. Y el espectáculo arrancó con la aparición -en exclusiva para este desfile- de Lily McmEnamy, hija de la icónica modelo de melena blanca como el amanecer, es decir, Kristen McmEnamy.

El espíritu de los 70’s de Fleetwood Mac se aparecía en vestidos de gasa y pailletes y se mezclaba magistralmente con la estética slim que tan famoso hizo a Hedi Slimane en Dior Homme. Estrechos pantalones de esmoquin. Camisas con lazada al cuello. Cazadoras de ante marrón con flecos. Capas, ponchos, volantes, mantones de flecos. Camisas con chorreras.

Un extravagante abrigo de piel… La estética de las groupies que seguían de concierto en concierto a los Allman Brothers o se subían en el autobús de Led Zeppelin. El allure de Penny Lane, la estética bohemia de Kate Hudson en Casi Famosos… Y sobre todo de Anita Pallenberg.

La novia de los Rolling Stones en su época más salvaje -en concreto del malogrado Brian Jones y del bucanero Keith Richards-. Una de las rubias más importantes del rock. Y además, la máxima heroína de Kate Moss. Una vez más, el círculo del rock se cierra mágicamente gracias a Hedi Slimane, ahora en Saint Laurent París.

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