La industria de la moda en 2013

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Redacción Estilo

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Sí no te quedó claro que diseñador pasó a qué maison, te dejamos con este repaso del 2013...

30/dic 2014

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El recuento de la industria de la moda en 2013, a continuación...
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Sin duda el abandono de Marc Jacobs en Louis Vuitton para dedicarse a expandir la firma homónima que también pertenece al paragüas de LVMH, será el adiós más recordado de 2013 en cuestión de moda. Todos los iconos utilizados por Marc, desde el gran carrusel hasta las escaleras mecánicas de la colección Damero, se vistieron de luto para refrendar 16 años de éxito. En esos mismos años, Marc enseñó a las mujeres, a la industria y de paso al mundo a no tomar demasiado en serio a la moda ni a uno mismo, dotándola de una teatralidad y sentido del juego que nadie ha igualado hasta la fecha desde que Galliano cayó en cuarentena. Sus greatest hits teñidos de negro quedarán como una de las imágenes no del año, si no de la década.
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Un mes después, y tras incesantes rumores –con sus correspondientes desmentidos– se confirmaba a Ghesquière como nuevo sucesor de Jacobs como director creativo en Louis Vuitton. Cierta violencia aguerría esta decisión del conglomerado, ya que el diseñador había sido demandado por Balenciaga en junio –su anterior empresa, propiedad del grupo Kering, el mayor rival del lujo de LVMH– y el caso aún se encuentra abierto. Aún así, la noticia era acogida por los insiders de la industria con gran efusividad, y ese genio de la costura sci-fi y la interpretación sin excesos de herencia que es Ghesquière se perfila como el gran descubrimiento de 2014.
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Comenzó en la maison de la mano de Lady Gaga y de su discreta mano derecha Sébastién Peigné, y Nicola Formichetti consiguió resucitar el aura futurista y extremo de femme fatale que otrora rodeó la estética Mugler hacia una nueva modernidad. Pero en abril de 2011, el japonés anunciaba su retirada para protagonizar la nueva era de Diesel, la firma de estrella del grupo capitaneado por Renzo Rosso. Su sustituto, David Koma, era nombrado en diciembre.
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Fue un regalo heredado de Gianni a la hermana más famosa de la industria –ya se ha rodado un biopic sobre su vida– pero Donatella Versace decidió que a Versus le quedaban muchas cosas grandes por venir fuera de su mandato. En este orden, han sido Christopher Kane, JW Anderson, M.I.A. y Anthony Vaccarello los encargados de seguir cargando con dosis de rock y frescura hipervitaminada a la firma más sexy del planeta.
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“Los sesenta fueron libres, inocentes, sin presión. Hice lo que quise hacer”. Es la frase que enfrasca el espíritu de genio y figura Emmanuel Ungaro, emisario junto a Gianni Versace de un nuevo esplendor que elevó la costura italiana a una nueva forma irreverente de entender el sexo y los juegos de seducción mediante la moda. Otro conocedor de ese placer que es la dolce vita, Fausto Puglisi –favorito de Anna dello Russo y creador de perfectos de cuero con aplicaciones que quitan el hipo– ha sido el encargado de moldear el legado de Ungaro y en su estreno para la firma del creador, todos los ojos han dado el visto bueno obviando el agridulce de épocas pasadas que incluyeron, incluso, a Lindsay Lohan como consultora. El estreno de Puglisi ha sido exhuberante, colorido y tan lleno de volantes y lunares como de las siluetas ya famosas en los códigos del diseñador. Según él, 'no se trata tan solo de una celebración de la costura, si no de una oda al disfrute en la vida real'.
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El agente Cooper, de Twin Peaks, ya sentó las bases de la que probablemente se prodigue como la mejor descripción de la oscuridad: “Me gustan los cafés negros como una noche sin luna”. Como uno de esos ocasos era la presencia estética de Ann Demeulemeester, exalumna brillante de la escuela de Amberes y creyente incondicional del negro como paleta perfecta para pintar los sueños que elaboraba después sobre prendas eternas de valor coleccionista. La reina Ann se despedía el 20 de noviembre de 2013, tras 30 años de seguir un camino que nadie marcó por ella.
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Dicen que lo cíclico de esta industria puede resultar enfermizo para aquellos a quienes engulle, pero en el caso de la belga Jil Sander el agrio proceso de abandonar la firma que uno mismo ha fundado y alimentado cobra sentido por partida triple. La diseñadora anunciaba en octubre que se marcha de su propia marca, por razones personales, tras otras dos desbandadas en 2001 y 2004 después de la venta de la empresa al grupo Prada en 2000. El último en ocupar la dirección creativa de Jil tras su abandono fue Raf Simons, con un éxito aplastante de críticas y ventas, que se despedía para abrazar su trono en Dior. Ahora, Jil Sander seguirá siendo diseñado por el equipo de la diseñadora y sí desfilará en el desfile otoño-invierno 2014/2015 de la firma en París.
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Todo lo que empieza en París ha de terminar allí. Así ocurre también para Arnaud Millard, que tras curtirse en los talleres de Karl Lagerfeld, Givenchy y Fendi encontró su otra mitad en Álvaro Castejón, otro antiguo alumno del káiser y de un gusto clásico y detallista similar al de su ahora compañero. Juntos han mimado y evolucionado Alvarno, una firma que encapsula la quintaesencia parisina y la ejecuta a la perfección en su atelier de la calle Almirante en Madrid. Su trabajo fue estudiado por el grupo Reig –dueño de Azzaro tras el fallecimiento de su creador, Loris Azzaro, en 2003– que les ofrecieron continuar el trabajo de la francesa Vanessa Seward, fuera de la firma desde 2011. En un proceso que ellos definieron como largo, cuidadoso y paulatino, Álvaro y Arnaud presentaron el 5 de julio una colección que supera las cotas del concepto sexy, donde las transparencias se arriesgaban hasta rincones peligrosos y la mujer se tornaba una 'nómada del lujo' capaz de transportarse de Dubai a Saint Tropez en cuestión de horas. Ya se sabe, a ese tipo de mujeres ninguna cifra de vestidos les resulta suficiente.
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Francisco Rabaneda Cuervo (País Vasco, 1934) pasó por varios nombres artísticos hasta llegar a Paco Rabanne, el nombre con el que hoy se ha convertido una leyenda de la costura y valedor de un imperio de fragancias que acolcharon su retirada de la Alta Costura en 1999. El desfile de fichajes que han cogido el testigo de Rabanne ha sido de una fugacidad casi pasmosa: en tan solo 2 años y medio, han pasado por la firma del creador hindú Manish Arora –cercano a la teatralidad futurista de Thierry Mugler, con colecciones inspiradas en el espacio exterior–; Lidia Maurer –de modernidad algo más recatada, con cortes femeninos de pulcritud minimalista– y por último Julien Dossena, que debutaba en septiembre con el prêt-à-porter de la firma para la próxima primavera.
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Aunque no habrá desfile de la firma española en Loewe en febrero, el futuro de esta casa maestra en el tratamiento de pieles se augura prometedor gracias al joven fichaje del británico Jonathan Anderson, uno de los grandes talentos de la industria gala conocido por su brillante uso de la androginia y la estética unisex en sus diseños, explícito en sus visiones pero sutil en su ejecución. Su llegada a España es un golpe de aire fresco tras la marcha de su anterior director creativo, Stuart Vevers, que se mudaba a Nueva York para dirigir los accesorios de Coach.
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La noticia del fichaje de Wu en Boss era una sorpresa inédita, ya que la firma alemana nunca había contratado a un gran nombre del diseño entre sus filas. Aunque Jason es aún relativamente joven en la industria americana, en tan solo 8 años se ha hecho con el premio CFDA/Vogue Fashion Fund y sus desfiles brillan entre los más solicitados de Nueva York. Según anunciaba la firma este nuevo cargo: “Las responsabilidades de Wu abarcarán toda la dirección creativa de los productos, imágenes y aspectos relacionados con la línea femenina del grupo Hugo Boss, que coordinará entre la central de la compañía en Metzingen (Alemania) y un estudio en Nueva York”. Este salto trasatlántico ofrece un simbolismo hacia el nuevo status quo de los jóvenes talentos en la industria, cada vez más valorados por conglomerados como LVMH o Kering.
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En abril, los rescoldos de la gran Elsa Schiaparelli se avivaban con la reapertura de la maison de Place Vendôme, el nombramiento de Farida Khelfa como embajadora y un paladín de este retorno a lo grande en la maison: Christian Lacroix. Él sería, a partir de julio, el nuevo director creativo por un tiempo limitado cuyos frutos se desvelaron en julio con una colección cápsula de 15 piezas inspirada en la obra de la inventora del shocking pink, y ciertamente rival de la legendaria Gabrielle Coco Chanel. Lacroix ya era un mito viviente antes de esta conexión, pero su atelier estaba en parón desde que anunciara en 2009 su bancarrota. En octubre, el grupo presidido por Diego della Valle anunciaba que pasaba el testigo a Marco Zanini, entonces diseñador de Rochas y ejecutor de un romanticismo contemporáneo que le hizo buen valedor de sus cinco años en la firma. Blazers con tejidos de satén, vestidos de terciopelo ligero pintados a mano y vestidos de lamé plisado fueron algunos de los ases en la manga que Zanini desplegó en su última colección para Rochas, pero su camino en Schiaparelli aguarda ahora muchos más.
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En febrero de 2013, no habrá desfile de Mulberry en la Semana de la Moda de Londres. Así lo ha decidido la firma tras el impacto que supuso en junio la marcha de Emma Hill como directora creativa de la marca que ha asociado sus modelos a it girls como Alexa Chung o Lana del Rey, y que ha visto pasar entre sus filas a Nicholas Knightly o al británico Stuart Vevers, que marcharía con destino a Loewe en 2007. Por cuestiones de 'desacuerdos con la gestión de la estrategia creativa y comercial', Hill ha dejado Mulberry después de los seis años más gloriosos de la firma de la morera, sucediendo el cambio de dirección ejecutiva que puso al frente a Bruno Guillon en marzo de 2012, procedente de Hermès.
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Este diseñador italiano, favorito de las editoras y dueño de una feminidad romántica que ha sabido adaptarse a sus tiempos, vive su etapa más dulce en la industria. En 2014, estrena su división de ropa masculina y su cargo como sucesor de Zanini en Rochas, que supondrá la partición de su tiempo en la pequeña No. 21 para dedicarse a un nuevo papel. Con No. 21 –fundada en 2010– Dell'Acqua ha conquistado a las mujeres a base de extraer los códigos de la costura italiana e imbuirla de rasgos europeos más ingleses o franceses, mezclando jerseys de tartán con faldas de paillettes, o prendas híper femeninas con un twist de armario prestado… El 21 es para Alessandro el número de la suerte, pero en Rochas se enfrenta a un nuevo tour de force que verá la luz en febrero. Sus pretensiones –ha dicho que no se propone tirar de archivo– responden 'a la realidad. No me gustan las repeticiones. Algo de los años 50 o 60 está bien para incorporar en algunos detalles, pero necesito fijarme en lo contemporáneo. Al fin y al cabo, la modernidad es cada vez más acuciante en una industria que se regenera cada seis meses, y cuyas destinatarias 'agradecen no vestir de tal modo que parezca que están viviendo en otra época'.
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Pocas diseñadoras tienen una base de fans tan incondicional como Luella Bartley –las más conocidas incluyen a Alexa Chung o a esa emisaria del buen gusto que es Chloe Sevigny–, y por eso, el cierre de su compañía en 2009 fue recibido con especial tristeza por la industria, que perdía ese juego de bisoñez infantiloide mezclado con el espíritu peterpanesco que respiraba la moda de Luella. Sin embargo, el ojo avizor de Marc Jacobs anunciaba en mayo que Luella se encargará, junto a Katie Hillier, de la dirección creativa de su segunda línea, Marc by Marc Jacobs. Desde nuevas líneas de producto hasta la creación de colecciones cápsula 'muy interesantes' junto a otros nombres de la industria, el fichaje de ambas es probablemente la mejor noticia para los amantes de prendas realmente especiales, de esas que trascienden a cualquier década resguardadas a modo de tesoro en el armario.
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Desde la muerte de Franco Moschino en 1994, la ejecución de Rosella Jardini había sido tan exitosa que la propia compañía bifurcó el frenesí divertido y juvenil que la caracterizada hacia dos vertientes: Moschino, que permanecería en París en calendario oficial; y Moschino Cheap & Chic, que se trasladaría a Londres para ofrecer una visión más variada –y económica– del imaginario de la compañía italiana. Por ello, sorprende la noticia de que Jardini abandone la firma que ahora cumple 30 años para pasarle el testigo a Jeremy Scott, conocido por un sentido estrambótico y extravagante de la moda que ha plasmado en sus camisetas de frases sobre celebrities y diseñadores. ¿Qué tienen en común? Según el propio Jeremy, 'el sentido del humor'.
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Diego Della Valle prescindía de los servicios de Derek Lam en 2012, y el futuro de una firma relativamente joven conocida por su calzado, y cuyo prêt-à-porter se basaba en la producción de blusas de impecabilidad pasmosa o faldas de silueta lápiz perfectas, quedaba en duda por la dificultad de cambiar su rumbo. Sin embargo, el fichaje de Alessandra Facchinetti –antigua alumna de Gucci, Valentino y la pequeña firma Uniqueness– ha derivado en una nueva perspectiva de Tods hacia el uso perfeccionista del cuero, la modernización del clásico mocasín de piel –el denominado car shoe– y un nuevo minimalismo que no se deja encasillar en lo tradicional. La crítica ha dado su favor, los accesorios han aumentado sus ventas y Fachinetti ya se perfila como una de las mujeres estrella de 2014.
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El fallecimiento del modisto y arquitecto Gianfranco Ferré en 2007 sentaba la incertidumbre en la dirección de su propia firma, y su sucesión no parecía encajar en los nombramientos de Lars Nilsson, Tommaso Aquilano y Roberto Rimondi, todos ellos breves y con resultados económicos discretos para la compañía. El Grupo Paris poseído por el empresario dubaití Abdulkader Sankari y su hijo Amed compraban la firma en 2011 y su primera decisión era la de contratar al dúo formado por Stefano Citron y Federico Piaggi, que continuaron la inspiración arquitectónica de los ochenta que impregnaba la estética del malogrado creador. No obstante, ambos sorprendían con su retirada en diciembre, sin explicación alguna, tan solo la confirmación de que tampoco habrá desfile de la firma el próximo febrero en Milán.

2013 ha estado repleto de un sinfín de historias que han sorprendido.

Fichajes sorpresa -como el de Jeremy Scott en Moschino, o el dúo Alvarno en Azzaro-, crónicas de uniones anunciadas -el mejor ejemplo, Nicolas Ghesquière en Louis Vuitton- y divorcios que han provocado las salidas de algunos diseñadores en las compañías que les empleaban como en los casos de los diseñadores Gianfranco Ferré, Stuart Vevers, Marco Zanini, Emma Hill o Nicola Formichetti.

El papel del caballero andante en busca de su destino la historia se ha dividido entre Nicolas Ghesquière y Marc Jacobs, ambos figuras clave en la costura actual.

El primero, emisario de una fantasía de ciencia-ficción de ilimitadas inspiraciones; el segundo, creador de una nueva teatralidad en la moda solo comparable a la edad dorada de John Galliano en Dior.

El día que Marc anunciaba su retirada como director creativo en Louis Vuitton, Ghesquière se encontraba sumido en una batalla legal contra Balenciaga, tras declarar en una exclusiva a la recién inaugurada revista System que su cometido en la firma se había vuelto meramente comercial, mermando así su capacidad creativa.

Con este pleito aún por resolver, los rumores que apuntaron durante meses a su fichaje en la firma maletera se cumplían tras el desfile-homenaje que daba el último adiós.

En cuestión de una semana, esta justicia poética parecía recomponer la incertidumbre de ambos genios, y sus destinos, aunque cruzados, alcanzaban un devenir ciertamente justo para el francés y el americano.

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