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La boda de Atenas Hernández y Juan Merino

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Contagiados de felicidad, Juan Merino y Atenas Hernández comparten en exclusiva con ESTILO la historia de su romance y los momentos memorables de su boda vintage en el imponente Cristo del Picacho, una celebración para recordar.

05/mar 2013

A VINTAGE WEDDING

Para Atenas, la influencia de su abuela materna, Armida Atenaide Vatta-Romero, fue decisiva a la hora de decidir el tema de su boda. "De niña pasaba horas y horas viendo revistas con ella, nos encantaban los eventos y los vestidos que usaba la realeza".

Esos recuerdos la llevaron a decidirse no sólo por una celebración vintage sino también por un vestido diferente, romántico y con un elegante aire retro. Para la organización del evento eligió a la wedding planner Alexandra Lockmer, talentosa experta que cursó en Italia un Floral Designer Degree y que supo interpretar a la perfección los deseos y sueños de la novia.

"Nos reunimos en San Pedro Sula la semana siguiente e hicimos click de inmediato. Ella entendía perfectamente lo que quería, es tan perfeccionista como yo". La elección del templo para celebrar la ceremonia estaba clara, "mi abuela me dijo desde siempre que me casara en la iglesia San Francisco". Y así fue, el antiguo altar de la iglesia fue escenario de la boda religiosa oficiada por el padre Carlo Magno Núñez, "casualmente supimos después que él es originario de Lempira, el pueblo de mi papá y luego averiguamos que la iglesia fue la primera fundada por la colonia española en Tegucigalpa, dos hermosas coincidencias. La elección del lugar de la fiesta nupcial surgió de forma tan espontánea como su historia de amor.

"Un día, desde Torre Sky, miraba la ciudad por la ventana y vi el Cristo del Picacho iluminado y fue como una revelación. Me dije a mi misma ‘allí será’. Después decidí que las tarjetas de invitación llevarían también ese motivo y pedí al pintor Andrés Navas que me hiciera un dibujo del Cristo y luego Tatiana Lara, las hizo en base a ese diseño".

EL VESTIDO PERFECTO

Atenas se ha caracterizado por su singular estilo de vestir. A la moda, con un estilo muy personalizado y con un toque avant-garde. Al momento de buscar su ajuar, era de esperarse que sorprendiera con algo distinto. "Juan me había pedido que usara un modelo español así que en mayo me fui allá a buscarlo.

Después de probarme casi 40 vestidos, mi suegra me llevó donde Carlos Moya, un talentoso diseñador, muy famoso en Valladolid. él tomaba nota de las ideas que yo había forjado en mi mente basada en esos recuerdos que guardaba de las modas de la realeza: ‘lo quiero color crema viejo, de cuello alto,tal como me gusta llevar siempre las camisas, todo bordado con una cola pequeña y una larga, larga, de color champagne-crema-rosado. Quiero un velo, no mantilla, y que sea más largo que la cola’. Luego, me mostró el dibujo que hizo, era exactamente lo que yo había soñado. Fue increíble ver el resultado final. Sin embargo, él me dijo que me lo entregaría en octubre, yo le insistí que no me regresaría a Honduras sin mi vestido. Lo convencí, me tomó medidas y cada día de por medio, yo me iba a tallar hasta que estuvo terminado en tiempo.

Así, se cumplió un sueño más de los novios, Juan vestiría un traje del diseñador hondureño Yoyo Barrientos y Atenas un ajuar español, cuyas telas y encajes fueron todas compradas en Francia por Carlos Moya, al igual que los zapatos. El resultado final fue un vestido diferente, exclusivamente diseñado para ella, muy clásico y europeo.

LLEGó EL GRAN DíA

No se puede negar que Atenas y Juan irradian una química especial y fue justo esa sensación la que transmitieron a lo largo de nuestro encuentro. Nos despedimos contagiados de su emoción, deseándoles lo mejor en el día que estaba a punto de llegar.

El primer paso fue la boda civil, que se celebró en la residencia de los embajadores de España, Luis y Luisa Belzuz de los Ríos. La ceremonia estuvo a cargo del abogado Antonio Rivera y firmaron como testigos Nadia Kafati, Carlos Gallardo, Diana Villeda y Jacqueline de Pierrefeu.

El íntimo grupo de invitados compartió una exquisita cena típica española. Para esa fecha especial, la novia lució un look glam de Lutfi Jananía y pumps de Christian Louboutin, mientras que el novio optó por un elegante suit negro con corbata morada. El calendario marcó por fin el 8 de diciembre. Atenas se casaría con su príncipe azul.

La novia se despertó desde temprano para disfrutar al máximo cada instante de su día. "Traté de estar lo más serena posible, jamás pensé estar tranquila. Mis padres me despertaron y no parábamos de reír, sin duda sentíamos un poco de nervios pero nos sentíamos extremadamente felices". Mientras, el novio también compartía las emociones de ese día con sus padres y hermanos, quienes viajaron desde Europa para acompañarlo.

La novia llegó al estudio de la experta en maquillaje y peinado, María del Carmen Bustillo, "ella estuvo conmigo desde el compromiso y bridal showers hasta la boda. Me hizo varias pruebas hasta que acertamos con el look ideal. Ella es increíble! La adoro! María no sólo es la persona que me maquilló el día de mi boda, ella es mi amiga. Jamás imaginé que iba a ser tan difícil la logística pero más que todo quiero agradecer a la gente que me ayudó. Contar con el apoyo y la paciencia de María del Carmen y el de doña Miriam Bonilla, que me cuidó y aconsejó en belleza fue fundamental".

En el estudio también se encontraban sus bridesmaids para acompañarle desde temprano en los últimos preparativos. Como muestra de cariño y agradecimiento, la novia les entregó presentes personalizados de la tienda de ropa y accesorios Mango, especialmente elegidos por ella precisamente por ser creación de una tienda española. "Pasé toda la tarde con María Dolores Agüero, mi dama de honor, quien me acompañó en todo momento".

Al finalizar el make up, Atenas partió hacia el hotel InterContinental junto a María Dolores quien le ayudó a vestirse mientras su padre la esperaba ansioso en la sala de la habitación. Las horas transcurrieron rápidamente. La emoción de su padre, Jacobo Hernández, fue evidente al ver a su hija vestida de novia. Ambos se trasladaron al templo a bordo de un auto BMW negro que llegó puntual al antiguo templo ubicado en el casco histórico.

HERE COMES THE BRIDE

Las notas del Canon de Pachelbel marcaron la llegada a la iglesia del cortejo compuesto por las damas Carmen Paz, Vanessa Preza, Adriana Rivera, Ana Membreño, María Dolores Agüero, María José Alvarenga y Ada Mejía. Mientras, los caballeros fueron Ricardo Abbedrabo, Marco Bonilla, Jacobo Hernández, Jaime Piñeiro, Antonio Rodríguez y Andrés y Nicolás Merino. Los pequeños pajes fueron José Mendoza, Alessia Abrego, Felipe Castillo y Katerina Rivera. Y como padrinos, los novios eligieron a Mario y Roxana Rivera.

La Marcha de Häendel, ejecutada por el Conservatorio de Música Crescendo, anunció la llegada de la novia a la iglesia. Mientras caminaba del brazo de su padre, sus ojos tomaron un brillo intenso al ver que su prometido la espera-ba en el altar. "Todo fue pura paz, hasta que llegué a la iglesia y comencé a llorar de la emoción. Lloré de la alegría al saber que Dios me había enviado un hombre como Juan. Yo recé por él, recé por Juan y Dios me lo mandó", nos confesó Atenas después de la ceremonia.

Mientras, Juan comentó que al verla entrar a la iglesia con su vestido de novia sintió mucha emoción, "fue el único momento en que se me nublaron los ojos, fue como si toda mi vida, cada paso que me había llevado a ese momento se condensara en un instante"Estaba bella hasta doler", dice Juan, quien también lucía impecable con un tradicional smoking comple-mentado con un clásico bow tie negro, y en la solapa, un broche de concha nácar a juego con el que lucían los papás del novio y de la novia.

La iglesia San Francisco de Asís fue decorada al estilo vintage, sin excesos que opacaran su belleza original. Numerosas velas fueron ubicadas en bases de hierro y vidrio dispuestas en desnivel en los extremos de las bancas de los pasillos, mientras que una larga alfombra blanca se extendía por el pasillo con centenares de pétalos de rosas blancasLa ceremonia fue solemne y llena de emoción, los novios recibieron la bendición de Dios y prometieron amarse para toda la vida ante el selecto grupo de invita-dos que les acompañó.

COMIENZA LA FIESTA

Al finalizar la misa, la pareja abandonó el templo y se trasladó al Cristo del Picacho, donde Alexandra recreó un escenario mágico acentuado por la belleza natural del lugar, desde donde se contemplaban espectaculares vistas nocturnas de Tegucigalpa.

Los novios y sus padres, Rosa María y Valentín Merino y Jacobo y Dinorah Hernández protagonizaron el brindis que marcó el inicio de la fiesta. La pareja bailó enamorada y feliz su primer baile como esposos. El tema elegido fue la versión de Te quiero, te quiero, a cargo de Rosario Flores y Diego El Cigala.

Juan comenta que esta fue su parte favorita de la boda ya que, "el baile fue un guiño a Jacobo, mi suegro, que es un amante del flamenco y de Diego El Cigala, pero sobre todo me encantó bailar con Atenas. Soy el peor bailarín del mundo, pero ella hizo que fuera más fácil. Como a los dos nos encanta la letra nos cantábamos el uno al otro". Atenas, también asegura que el baile fue muy especial para ella, "elegimos una canción española que tiene tanto sentimiento, la letra describe mi amor por Juan y además de eso es el cantante favorito de mi papá".

Luego se llevó a cabo el father-daughter dance: New York, New York de Frank Sinatra. Una canción con un significado especial para la novia ya que asegura que desde niña es una de sus favoritas y fue ahí donde recibió la propuesta de matrimonio de parte de Juan. Luego del baile, los recién casados posaron en exclusiva para el lente de Daniel Mendoza, encargado del photoshoot de ESTILO.

La fiesta tomó su rumbo y los novios y sus invitados bailaron al ritmo de las canciones de Johnny Be Good. En medio de la diversión Ignacio Alvaro, amigo del novio, fue el afortunado en obtener la liga mientras que el ramo cayó en manos de Adriana Jaar, amiga de Atenas.

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