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El eterno Little Black Dress

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Si hay una pieza que no puede faltar en el armario femenino es el clásico vestidito negro, aquel que Coco Chanel reinventó a principios del siglo pasado y que Audrey Hepburn se encargó de inmortalizar.

29/abr 2016

A principios de 1900, el vestido negro se utilizaba únicamente para mostrar un estatus de luto entre las mujeres campesinas de los pequeños pueblos francesas. Pero poco a poco su uso se fue haciendo más frecuente gracias a Coco Chanel, quien en 1926 publicó un sencillo vestido negro corto en la edición de Vogue. La revista lo denominó como el "Ford de Chanel ", exaltando entre sus cualidades que era accesible a las mujeres de todas las clases sociales.

Esa sencilla publicación fue más que suficiente para que las mujeres de todas partes comenzaran a incluirlo en su armario, causando tal furor que se volvió una especie de uniforme, "uno nunca está por encima ni por debajo de un pequeño vestido negro", solía decir la famosa diseñadora.

Casi medio siglo después, en 1961, las mujeres comenzaron a emular aquel vestido negro que Hubert de Givenchy creó para Audrey Hepburn en la inolvidable película Breakfast at Tiffany’s. Aquel vestido complementado con perlas, guantes largos y lentes oscuros sigue aún impreso en la memoria colectiva.

En 1961, Audrey Hepburn apareció en Breakfast at Tiffany's con un vestido de satén negro, con escote recortado en la espalda y que la actriz llevó con guantes largos, collar de vueltas de perlas y grandes gafas oscuras. Diseñado por Givenchy, se popularió al máximo y pasó a convertirse en el icónico LBD que conocemos hoy

En 1961, Audrey Hepburn apareció en Breakfast at Tiffany's con un vestido de satén negro, con escote recortado en la espalda y que la actriz llevó con guantes largos, collar de vueltas de perlas y grandes gafas oscuras. Diseñado por Givenchy, se popularió al máximo y pasó a convertirse en el icónico LBD que conocemos hoy
En los 70, la inspiración hippy lo volvió más casual; en los 80 adquirió una nueva fuerza con prominentes hombreras y algunos toques de excesivo brillo; en los 90 se torna minimalista; en el 2000 recobra el esplendor de las cinturas ajustadas de los 50 y en esta década se torna vanguardista, de líneas limpias, cut outs, pero siempre fiel a su esencia clásica.

Para la oficina, un coctel, una noche de fiesta, un funeral…el Little Black Dress siempre será necesario en el armario. De ahí la importancia de adquirir uno de buena calidad, de diseño atemporal. Recuerda que accesorizar un LBD es cuestión de personalidad, desde un tradicional collar de perlas y broches, hasta chaquetas de tweed, todo está en tu imaginación.

Para que te inspires en cómo usarlo, te presentamos una galería de cómo llevan -y cómo han llevado- el vestido negro las famosas.

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