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Lo que debes enseñar a tus hijos

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23/jun 2014

Son las 9 de la mañana y me siento puntual en la silla de mi escritorio. Coloco mi taza de té en la mesa y comienzo con mi rutina diaria de respiraciones profundas. Cierro los ojos y pido al universo ayuda para completar mi próximo proyecto. De repente, el teléfono de mi oficina suena insistente.

El escándalo del timbre me asusta y me hace saltar. Confusa y desorientada contesto sin pensar. "Buenos días", dije un poco contrariada. "Señora Smith, le llamamos de la rectoría de la escuela de su hijo. Necesitamos que venga porque queremos conversar con usted". De pronto, mi cuerpo se convirtió en un bloque frío. Paralizada, no sabía qué pensar.

Me preguntaba qué sería lo que deseaban conversar conmigo. Rápidamente me dirigí a la escuela y aparecí en la oficina del director. Preocupada, me senté y esperé con ansias. No sabía qué pensar. El silencio se rompió de pronto y el señor comenzó a hablar de forma seria y solemne.

La razón del llamado era para decirme que mi hijo había brindado un buen ejemplo. Fuerte y valiente, defendió el honor de su amigo mientras otros estudiantes se burlaban sin parar. Su consejo en ese momento fue sencillo y espontáneo, debes sonreír en vez de pelear. "Felicidades señora Smith, estos son ejemplos de liderazgo que se aprenden en casa", me dijo el director.

Orgullosa y con el corazón lleno de alegría regresé a casa. Inspirada, comencé a escribir. Ser madre es como enseñar a construir un castillo, reflexioné.

Cada piedra que recibes la colocas y la usas como base de tu gran edificación. A continuación comparto las enseñanzas que debes inculcar en tus hijos. Recuerda ante todo que lo más importante no solo es lo que dices sino el ejemplo que brindas.

Si intentamos hacer que nuestros hijos sean agradables y amables con los demás, pero luego nosotros no lo somos, ellos percibirán señales contradictorias. El ejemplo es sin duda, la pauta a seguir, recuerda que tú eres su mejor maestra.

1. Encontrar la verdadera felicidad. Explica siempre a tus hijos que la felicidad no consiste en tenerlo todo ni en conseguir todo lo que uno se propone. La felicidad tampoco está en los regalos o en la satisfacción de todos los caprichos, sino en las cosas sencillas y verdaderamente importantes de la vida.

2. Buenos modales. Por favor y gracias son elementales en el lenguaje diario. Si nos acostumbramos a repetirlos la vida se hace más fácil. De ahí que nunca debes pasar por alto la cultura de los buenos modales, no solo en la mesa o en el lenguaje sino también en el trato hacia los demás. Enseña a tus hijos la importancia del respeto, la amabilidad y la consideración hacia los demás así como a reconocer sus errores y pedir disculpas cuando es necesario. Finalmente, edúcalos sobre la importancia de cuidar su vocabulario y evitar malas palabras. Recuérdales el poder de las palabras y que estas se hacen siempre realidad.

3. Ser agradecidos. Acostúmbrate a agradecer lo que tienes en lugar de quejarte por lo que no tienes. La vida te recompensará con abundancia. Además, al hacerlo les enseñas a tus hijos a seguir tu ejemplo. Recuerda que es a la familia a quien le corresponde sembrar la semilla de la gratitud desde la infancia de sus hijos, abriéndoles los ojos, el corazón y la conciencia. Así que enséñales a agradecer los alimentos que reciben, la posibilidad de estudiar, de tener una familia, de compartir con otros, etcétera.

4. El valor del buen humor. La felicidad no es lo mismo que el buen humor, pero es una de las manifestaciones de la felicidad. No perder el humor es, sobre todo, un signo de inteligencia y supone un recurso para aceptarse a sí mismo y para remontar las adversidades que nunca faltan. El humor cura, ayuda a sobrevivir y es liberador.

5. Autoestima. Difícilmente tus hijos sobrevivirán al mundo de hoy sino aprenden antes a quererse a sí mismos y si carecen de confianza y de seguridad en sus capacidades. De ahí que para que un niño se acepte a sí mismo deben empezar por aceptarlo sus padres. Recuerda que no debemos idealizarlos ni proyectar en ellos lo que no son, sino aceptarlos como seres humanos y darles el verdadero valor que merecen.

6. Generosidad. Enseñarle a un hijo a ser generoso implica enseñarle a no vivir tan apegado a lo suyo, aprender a dar, y no solo a recibir. La generosidad es el antídoto del egoísmo y brinda la oportunidad de compartir con aquel que tiene menos o al que le faltan muchas cosas. La ganancia será mucha felicidad.

7. Elegir bien y cuidar a los amigos. Enséñales a elegir como amigos a aquellos que los apoyen y que sean una influencia positiva en su vida. Haz énfasis en que los buenos amigos deben poseer virtudes humanas como lealtad, generosidad, comprensión y confianza, entre otros.

8. Hacer lo correcto. Enseña a tus hijos que hacer lo correcto es una decisión. Cuando haces bien, recibes bien. Para que sepan como tomar las decisiones correctas previamente debes evitar sobreprotegerlos, fomentar la autoestima y enseñarles valores como la responsabilidad. Así ellos podrán tomar decisiones y afrontar las consecuencias de las mismas.

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